Problemas de comportamiento en perros que usan collares de castigo

Este tipo de collares se utilizan para tratar de corregir un comportamiento, aunque más bien lo que hace es enmascararlo y, de paso, infringir miedo ante determinadas situaciones, lo que puede acabar derivando en agresividad

Los collares de pinchos, eléctricos o de ahorque se han visto durante mucho tiempo como herramientas efectivas para corregir el comportamiento de los perros. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha visto que los perros que usan collares de castigo no mejoran, sino que desarrollan nuevos problemas de comportamiento.

¿Qué son los collares de castigo?

Los collares de castigo también son llamados collares de adiestramiento. Estos collares son objetos o aparatos que se sitúan en el cuello de los perros y que les producen una experiencia negativa cuando actúan de manera incorrecta.

Los collares eléctricos, por ejemplo, producen una vibración o una descarga eléctrica cuando el adiestrador pulsa un botón del mando a distancia, o se activan solos cuando la garganta del perro vibra para ladrar.

Los collares de pinchos cuentan con púas de metal o plástico se clavan en el cuello del perro cuando este tira de la correa o se le da un tirón para corregir su comportamiento. Los collares de ahorque, en cambio, son collares movibles que se estrechan sin límite sobre el cuello del animal.

Estos collares se han usado durante muchos años en la educación de los perros. Durante un tiempo se pensó que eran efectivos y que los perros que usan collares de castigo aprenden a portarse mejor, pero se está demostrando que no solamente no son efectivos, sino que solo provocan nuevos problemas.

En la actualidad, todavía hay muchos adiestradores caninos que emplean estos collares. Sin embargo, en muchos lugares están prohibidos por ley: en muchos países de Europa y en otros fuera del continente son ilegales; en España se están regulando por comunidades autónomas.

Por qué los perros usan collares de castigo

Hay muchas razones que pueden llevar a un propietario a usar un collar de castigo con su perro: normalmente, el mal asesoramiento de alguien que no es profesional de la educación canina, como un vecino que tiene perros grandes o un veterinario que ve la oportunidad de vender un collar nuevo.

En general, los perros que usan collares de castigo los llevan para intentar solucionar un problema de comportamiento que preocupa a su propietario: tirones de correa, agresividad o un exceso de energía en la calle.

Sin embargo, los collares de castigo no son una solución a los problemas de comportamiento: en el mejor de los casos, lo que hacen es esconder el problema inicial. Es decir, el perro aprende a contenerse para no recibir el estímulo molesto, como la descarga o el apretón de los pinchos en el cuello.

Esto no soluciona el problema de comportamiento: solo lo esconde. El día que el propietario se deshaga del collar de adiestramiento o aumente el malestar del perro, lo que tanto le preocupaba al propietario volverá a aparecer. Para solucionar un problema de comportamiento, hay que acudir a la raíz de este, y un collar nunca será la solución.

Problemas de comportamiento que aparecen con su uso

Los collares de adiestramiento no solamente no solucionan los problemas de comportamiento, sino que los empeoran y pueden provocar otros nuevos.

Muchas veces, el mal comportamiento de un perro nos indica que hay malestar en el día a día del perro: estrés, miedo o dolor, por ejemplo. Por ejemplo, es común en perros que ladran mucho sufrir un alto estrés, que, desde luego, un collar eléctrico anti ladridos no soluciona: solo tapa el ladrido, pero el problema que lo provoca sigue existiendo.

Tapar los síntomas de un problema más grande no es una solución: es un parche temporal. Si el perro siente un malestar y no se soluciona, los síntomas de este terminarán apareciendo de otras maneras: siguiendo el ejemplo, en vez de ladrar, podría destrozar objetos de casa.

Además, provocarle al perro experiencias negativas de manera continuada provoca la aparición de problemas de comportamiento que antes no había, de acuerdo a las reglas del comportamiento y el condicionamiento clásico de Pavlov.

Por ejemplo, un propietario le pone un collar de pinchos a su perro para que este deje de tirar de la correa. Sin embargo, el perro siente malestar o dolor en el cuello cuando está en la calle: cuando aparece una bicicleta, cuando se acerca otro perro a saludar, cuando hay un ruido y se asusta, etc.

El cerebro del perro, de manera inconsciente, empieza a relacionar cada una de esas situaciones con el dolor que siente. Pronto, creerá que cada vez que se acerque un perro desconocido va a sentir dolor: hará lo posible para alejarlo y que así el collar no le apriete.

Mediante este mecanismo tan básico de aprendizaje, el perro empezará a mostrar agresividad frente a otros perros, a niños, a bicicletas, al camión de la basura… Son imprevisibles qué relaciones hará su cerebro.

El miedo y el estrés son emociones muy frecuentes en perros que usan collares de castigo. De estas dos emociones se derivan casi todos los problemas de comportamiento que nos molestan en los perros: agresividad, ladridos excesivos, tirones de correa, imposibilidad de llevarse bien con otros perros, destrozos de objetos en casa, etc.

Alternativas a los collares de castigo

Por suerte, la psicología animal y la educación canina han evolucionado en las últimas décadas. Los educadores bien formados y las familias que quieren lo mejor para sus perros ya cuentan con muchos otros métodos y herramientas para solucionar los problemas de comportamiento de sus perros sin necesidad de recurrir al miedo o al dolor.

La única manera realmente eficaz de solucionar los problemas de comportamiento de un perro es llegar a la raíz de este comportamiento: así no se ponen parches temporales y el arreglo es duradero.

Estudios veterinarios han descubierto que los perros que usan collares de castigo sienten un 55% más de estrés que el resto de perros. Esta clase de collares de adiestramiento provocan miedo y, con este, muchos otros problemas de comportamiento derivados.