Es común entre los dueños de perros, el querer criar cachorros. Pero ¿qué es lo que hay que hacer exactamente para ayudar a nuestra perra en este momento tan especial? Mundo Animal te explica los cuidados básicos y lo que necesitas saber sobre el embarazo en las perras.
Cuidados previos
Si el embarazo de la perra es algo que han decidido los amos y que está controlado, lo primero que debe hacerse es elegir al padre. Lo mejor es hacerle un chequeo médico y asegurarse de que está en buen estado de salud, no tiene enfermedades congénitas ni hereditarias (y en caso de que se conozcan sus padres, asegurarse de que ellos tampoco tienen enfermedades hereditarias) y que no tenga infecciones parasitarias.
El siguiente paso es llevar a la perra al veterinario, quien determinará el mejor momento para que la perra se quede preñada y además supervisará el proceso para poder descartar problemas al parir.
En caso de que el embarazo no sea controlado o se haya recogido a la perra de la calle, también se debe llevar a la perra al veterinario para que determine el estado del embarazo y descarte problemas. Además, antes del embarazo, ambos padres deberán estar convenientemente vacunados (sobre todo la madre, para asegurar que el sistema inmunitario está en perfecto estado para garantizar la seguridad de los cachorros) y desparasitados.
La hembra puede ser desparasitada cuando ya está preñada, pero se deben usar productos adecuados para perras embarazadas.
A veces, tras la monta, si no se ha producido la fecundación, puede ocurrir lo que se llama un falso embarazo, esto es; la perra muestra los síntomas del embarazo, pero sin cachorros. En casos extremos puede incluso sufrir un parto falso y se trata con fármacos.
La mejor manera de saber si una perra está preñada es haciéndole una ecografía. De esta forma se contrasta el estado general de los embriones y del aparato reproductor de la madre. Además, en torno a las 6 semanas, es conveniente hacerle una radiografía para determinar con exactitud el número total de cachorros.
Las fases del embarazo de una perra son el celo, acoplamiento, preñez, parto, lactancia y destete. En todas estas fases es conveniente atender especialmente a las necesidades de la perra y asegurarse de que el ambiente donde vive esté libre de estrés para asegurar la salud de los cachorros.
Durante la preñez
La gestación de una perra dura de 60 a 63 días, aunque puede acortarse si las crías son grandes, y los síntomas del embarazo son el abultamiento del abdomen y el crecimiento de mamas y pezones, que se hacen más grandes y rosados.
La perra preñada deberá seguir una dieta equilibrada tratando de no modificar su peso y sobre todo durante las primeras 6 semanas es aconsejable no aumentar la comida o incorporar suplementos nutricionales para no provocar el desarrollo exagerado de los cachorros o problemas en el parto.
Sin embargo, a partir del mes y medio sí que se deben suministrar más nutrientes y dividir la comida en varias raciones al día, puesto que el aumento del útero impide la expansión del estómago. Normalmente, a partir del mes y medio es conveniente aumentar la cantidad de comida en un 25%, sin embargo deberá ser el veterinario quien recomiende el tipo de alimentación y la cantidad exacta.
En el parto
Los animales en general, y las perras en particular, se las arreglan para parir solas, sin embargo es conveniente vigilar que todo vaya bien e incluso tener a una persona en la que la mascota confíe especialmente por si tuviera que intervenir.
Cuando se aproxima el parto, la hembra comienza a mostrar ciertos signos: se muestra inquieta, busca un lugar tranquilo y poco iluminado, se lame la vulva con frecuencia y su temperatura baja a 37 ºC. Si además se produce un ahuecamiento en el área de las caderas y tirita, es que la perra está dilatando y tiene contracciones.
Para ello ten preparada una caja grande donde quepa ella con sus cachorros y cúbrela de trapos, mantas viejas o cojines para que esté cómoda. Antes de que pasen dos horas después de la primera contracción, nacerá el primer perrito.
Los cachorros
Los cachorros suelen nacer cubiertos por una bolsa membranosa, que es la placenta, aunque a veces ésta se rompe y nace un cachorro, o dos, antes de que salga la placenta. Al acabar el parto se debe verificar que haya tantas placentas como cachorros, para asegurarse de que no se quede ninguna dentro.
Se puede asistir a la perra cortando los cordones umbilicales, pero es muy normal que la perra los muerda hasta destrozarlos y que se coma las placentas. Entre el nacimiento de un cachorro y el siguiente, transcurren aproximadamente 20 minutos, por lo que la perra aprovecha para cuidar del que ya ha nacido (quitándole la placenta, el cordón, limpiándolo, etc.) mientras espera al siguiente.
Sólo si observas que la perra desatiende a un cachorro para cuidar a otro puedes ayudarla limpiando al cachorro con una toalla limpia y a ser posible hervida, aún húmeda y tibia, hasta que el cachorro chille con fuerza.
Inmediatamente después del parto, los cachorros querrán mamar buscando además el calor de su madre y la camada porque durante sus primeros días de vida no pueden regular su temperatura, por lo que es conveniente abrigarlos. Sobre todo si la madre sale del lugar donde ha parido, sería conveniente cubrir a los cachorros con un paño o toalla.
La lactancia dura de 4 a 6 semanas y a partir de la cuarta semana los cachorros comienzan a tomar alimentos sólidos. La madre comerá mucho más de lo normal en esta etapa, aunque suele dársele también alimento para cachorros puesto que contiene más nutrientes.