Si eres alérgica, tu gato te afecta si estás embarazada, aunque hay razas de mininos hipoalergénicos
Una de las preguntas más frecuentes de las mujeres embarazadas que tienen gatos es si sus compañeros felinos podrían llegar a perjudicar su gestación.
Desafortunadamente, existen muchos mitos e informaciones falsas sobre este tema; a continuación, te explicaremos si realmente tener un gato te afecta si estás embarazada. ¿Realmente convivir con un gato te afecta si estás embarazada? Si hablamos de un gato doméstico y sano, que recibe una adecuada alimentación y medicina preventiva, no hay razones para creer que la convivencia con un gato te afecta si estás embarazada.
Antiguamente, muchos felinos estaban infectados por un parásito llamado Toxoplasma gondii, que causa la toxoplasmosis. Esta enfermedad altamente contagiosa puede afectar con más facilidad a las embarazadas, ya que su sistema inmunológico es más sensible. Los gatos entraban en contacto con este parásito cuando consumían la carne y la sangre de otros animales infectados. Actualmente, casi todos los mininos domésticos se alimentan de piensos comerciales o dietas caseras equilibradas. Por ello, la probabilidad de que un gato doméstico entre en contacto hoy con el Toxoplasma gondii es muy reducida, en especial si no suele realizar paseos al exterior de su hogar.
4 razones para dejar de creer en los mitos sobre los gatos y el embarazo
• Los gatos son animales extraordinariamente higiénicos De todos los animales de compañía que podríamos elegir, los gatos son, sin lugar a dudas, los más rigurosos con su higiene. Los mininos cuidan la higiene de su ambiente y de su propio cuerpo, y es que no es de su agrado vivir en un entorno sucio o descuidado. Por supuesto, todos los seres vivos puedan llegar a enfermarse por diferentes motivos. Pero al preservar estrictos hábitos de higiene, los felinos suelen exponerse a una menor cantidad de agentes patógenos. Por ello, tienen menos posibilidades de contraer y trasmitir enfermedades. Lógicamente, los gatos callejeros se ven obligados a exponerse a condiciones insalubres, así como a peleas. Gracias a estas condiciones de vida poco favorables, la población felina callejera es la más vulnerable a las patologías comunes en los gatos. De esta forma, al adoptar a un gato, es fundamental llevarlo al veterinario rápidamente para examinar su estado de salud, actualizar sus vacunas y desparasitaciones.
• Un gato puede trasmitir menos enfermedades que otras mascotas Como hemos visto, el falso mito de que los gatos son malos para las embarazadas se debe al riesgo de contraer toxoplasmosis. Pero esta enfermedad es cada vez más rara en los felinos que experimentan una vida hogareña y se alimentan de piensos comerciales. De hecho, los mininos que no salen al exterior y tienen una dieta controlada, difícilmente podrán adquirir patologías transmisibles a las personas. Básicamente porque la principal forma de contagio de dichas enfermedades se da a través del contacto con los fluidos corporales de otros gatos, o bien por el consumo de animales infectados. Además, debemos resaltar que son muy pocas las enfermedades que un gato podría llegar a transmitir a los seres humanos. Los perros, por ejemplo, pueden llegar a transmitir hasta dos veces más enfermedades que los felinos.
• No te causarán alergias si no eres alérgica También existe una falsa creencia de que los pelos del gato podrían hacer mal a la embarazada y disparar un proceso alérgico. Es verdad que algunas mujeres pueden ser alérgicas a los gatos, pero difícilmente se volverán alérgicas solo durante el embarazo. Sin embargo, es posible que algunas mujeres hayan descubierto que eran alérgicas cuando estaban embarazadas por un aumento de su sensibilidad. Igualmente, existen razas de gatos hipoalergénicos, o sea, aptas para personas alérgicas. Además, es importante destacar que más de un 80 % de los ‘alérgicos a los gatos’ no son, en realidad, alérgicos a sus pelos. Las respuestas alérgicas a la presencia de felinos suelen estar provocadas por la proteína Fel D1, que se concentra en la piel, en la saliva y en algunos otros órganos de los mininos.
• Un minino puede ser la mejor compañía para tus hijos Están probados los impactos positivos de las mascotas en el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social de los niños. Y es que la convivencia con gatos es positiva para los más pequeños de la casa. Quizá muchas personas tienden a pensar que los perros serían mejores compañeros para sus hijos. No obstante, los gatos –en especial las hembras– también son muy cariñosas y preocupadas de los niños,principalmente de los más pequeños. Lógicamente, si pretendemos que un gato conviva de forma pacífica y amigable con un niño, debemos presentarlos correctamente. Para ello, lo ideal es empezar a socializar a nuestros mininos desde su infancia, así que hay que presentarlos a otros gatos, perros, personas y niños.